Me he quemado los ojos de solo ver el sentimiento en mis manos.
Cuando te toqué aquella tarde, supiste que no podías abrazar este calor.
Me he quemado el sueño de pensar en las formas de enamorarte.
Cuando declamo el amor, se suelen asustar como si el miedo hablara.
Me he quemado a mi propia familia por el sacrificio de su tiempo.
Cuando te miro, se que el tiempo es cruel y no me da tregua de mirarte más.
Me he quemado mi corazón pues no aceptas este amor tan grande...
Y tu, no estas dispuesta a aceptar este calor en frío mundo cruel.
Cenizas soy, en tu pensamiento, en el corazón de las personas.
Cenizas soy, a falta del fuego de tus manos.
Si te vuelvo a mirar no temas.
Pues el fuego no puede quemar lo que no puede ser negado
Y es fuego a su vez.
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